Guías Alimentarias (concejos para una vida mejor)

Guías alimentarías para Chile

Presentación

Chile, como el resto de los países de América Latina y el mundo, observa con preocupación algunos de los efectos de la globalización sobre las prácticas alimentarias y los cambios en los estilos de vida de las personas. Este proceso, sumado a la expansión no planificada de las zonas urbanas, ha transformado a las ciudades en lugares carentes de espacios verdes y alejados de los centros de cultivo de alimentos, dejando a las comunidades en una desconexión con la naturaleza. Al mismo tiempo, el sistema alimentario imperante genera estragos en la biósfera y en la salud humana.

Una buena alimentación y los estilos de vida activos, son dos componentes básicos para una vida saludable, sin embargo, actualmente la población tiene menos motivaciones para poder llevarlos a cabo teniendo mayor afinidad por actividades sedentarias, mayor consumo de alimentos altos en nutrientes críticos y de bajo costo, con menos instancias de cocinar en casa y de compartir los alimentos en la mesa, que junto con la utilización de la tecnología como medio de entretención, han generado menos instancias de exposición con la naturaleza para interactuar con sus pares y realizar otras actividades para tener una vida más saludable.

Frente a este escenario, cada día más gobiernos y organismos internacionales, valoran las guías alimentarias como una herramienta educativa para orientar sobre una alimentación saludable y promover la cultura alimentaria, la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y la construcción de sistemas alimentarios sostenibles, sin embargo, el verdadero impacto que tengan las guías alimentarias en la población dependerá de involucrar a todas y todos en este desafío.

Las condiciones actuales de la salud alimentaria chilena imponen desafíos urgentes que deben ser abordados en profundidad; los actores fundamentales convocados a esta tarea son los espacios de socialización elemental, la familia, los establecimientos educacionales, las universidades, los centros de salud, las organizaciones gubernamentales, civiles y sociales que son un facilitador de instancias, así como también, programas y políticas orientadas a promover hábitos saludables familiares, pertinentes a la realidad social y cultural de la población y al diverso territorio.

En la actualidad, las guías alimentarias pueden tomar su lugar propio, junto a otras guías agrícolas y/o de participación social. La reflexión es continua y va desde lo específico a lo total, teniendo presente que el cambio de prácticas requiere, por lo menos, renovar los votos con la alimentación, incorporando nuevamente aromas y sabores propios de la cultura y conscientes del ambiente.

Alimentación saludable

Una alimentación o dieta saludable es aquella que contiene un número suficiente de alimentos de calidad, para lograr el crecimiento y desarrollo adecuado de todas las personas, respaldando el funcionamiento y bienestar físico, mental y social durante el curso de la vida.

Tal alimentación debe cumplir todas las necesidades fisiológicas, con el fin de proteger a la población de enfermedades no transmisibles (ENT) como: la diabetes, las enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, síndrome metabólico o el cáncer.

Por otra parte, esta alimentación ayuda también a proteger la malnutrición en todas sus formas como, por ejemplo; obesidad, sobrepeso, desnutrición y la carencia o exceso de macronutrientes o micronutrientes, entre otras.

Los nutrientes de una dieta saludable son específicos para cada persona, según sus particularidades individuales como: la edad, sexo, nivel de actividad física, estilo de vida, estado fisiológico, y también según las características de su entorno físico, social, y cultural, como la geografía, la cultura alimentaria, el costo y disponibilidad de alimentos que tienen las personas, entre otras variables que determinan e influyen en la alimentación.

Hay que tener en cuenta que tanto la alimentación o dieta saludable corresponden, en síntesis, a una combinación equilibrada, diversa, inocua y adecuada de alimentos nutritivos consumidos en un período de tiempo.

Tales dietas pueden a su vez ser sostenibles, esto quiere decir que, además de promover todas las dimensiones que aborda la salud, tienen un bajo impacto ambiental, son accesibles física y económicamente, equitativas y culturalmente aceptables, ayudando a preservar la biodiversidad y salud del planeta.

Consume alimentos frescos de ferias y mercados establecidos

Ponle color y sabor a tu día con verduras y frutas en todo lo que comes

Come legumbres en guisos y ensaladas todas las veces que puedas

Bebe agua varias veces al día, no la reemplaces por jugos o bebidas

Consume lácteos en todas las etapas de la vida

Aumenta el consumo de pescados, mariscos o algas de lugares autorizados

Evita los productos ultra-procesados y con sellos “ALTOS EN”

Comparte las tareas de la cocina, disfrutando de preparaciones nuevas y tradicionales

En la mesa disfruta de tu alimentación, come acompañado cuando puedas y saca las pantallas

Protege el planeta, cuida el agua, no botes comida, separa tu basura y recicla

¿Cómo incorporar las Guías Alimentarias en tu rutina?

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